jueves, 29 de noviembre de 2012

CAPITULO 4


   En el anterior capitulo os hablaba de un ingreso en Barcelona, la parte de la clínica donde yo estaba ingresada se llamaba UTCA (Unidad de Trastornos de la Conducta Adolescente). La verdad es que si quitabas el hecho de que los castigos eran duros, el sitio no estaba mal… En mi habitación habían tres camas, pero solo se ocuparon dos, una chica (que no recuerdo su nombre) y yo. No se cuales eran los problemas de esta chica, y tampoco me importaban, sé que tenía quince años y que ya había tenido un aborto. Había otra habitación de chicos, ellos eran tres, solo recuerdo a Pedro, era catalán y skinhead… daba bastante miedo, pero era con el que mejor me llevaba. Luego había otro chico con una deficiencia mental, un poco agresivo y muy pegajoso, que asco, me perseguía a todos lados con las babas cayéndosele. (No tengo ningún problema con los chicos con deficiencias mentales, mi hermano tiene una), como veréis no se me dan bien las descripciones, pero para que os hagáis una idea de cómo era el sitio intentaré describirlo. Al lado de las habitaciones había como una sala de entretenimiento, teníamos una tele, dos sofás una cadena de música y una mesa de pingpong. Lo de la mesa era lo mejor, ya que no estaba ahí por anorexia, nadie me impediría hacer un poco de deporte, en la sala había también una pequeña terraza con una canasta de baloncesto y de vez en cuando salíamos para que nos diese el sol. Por supuesto no se podía fumar, y eso me ponía más nerviosa aún… pero Pedro, tenía unos amigos que cuando salíamos a la terraza se acercaban y dejaban un cigarrillo encendido en un agujerito que hicieron en la valla que nos separaba de la calle. Al menos nos quitábamos un poco el mono. Al otro lado de la sala estaba el comedor y la cocina, las paredes eran blancas y yo las veía negras… vamos que para mí era un sitio en el que no quería pasar mucho tiempo. Esas eran las partes que más pisábamos de la clínica, siempre con supervisión, no podías estar nunca a solas y había cámaras por todas partes.

   Todos teníamos a la misma psicóloga y la misma psiquiatra, eran majas, Lorena era la psicóloga, era guapísima: alta, pelo largo y negro, tez morena, delgadita (la envidiaba bastante). He dicho que era maja? Vale, explico… esta fue la primera psicóloga con la que me llevé bien, no sé exactamente porque. Ella sabía que yo dibujaba cuando me aburría y las primeras terapias lo único que hacía era pedirme mis dibujos para que le explicara que significaban, nunca se me dio bien expresar mis sentimientos con palabras, así que lo hacía mediante los dibujos. Supo ganarse mi confianza, alagaba mis dibujos y esas eran mis tareas de terapia, dibujar. Me acuerdo de un dibujo en especial, era un lobo con la boca abierta enseñando los colmillos, pero tenía algo diferente a otros dibujos de perros y lobos. Sin quererlo le había dibujado una mirada triste y unas lágrimas de sangre. Y bien? Qué significaba este dibujo? Claramente, me sentía herida y no estaba dispuesta a que nada ni nadie me hiciese daño, de ahí el enseñar los dientes… estaba a la defensiva.

   Antes dije que no tenía amigas, bueno tenía dos y por suerte aun las conservo. Maite, mi mejor amiga, crecimos juntas. Yo era la niña gorda, y ella era la niña delgadita y “fea”, a ella también le insultaban mucho si no era porque llevaba gafas de “culo de vaso” era por el aparato dental. Por suerte cuando yo estaba a su lado nadie la insultaba… más que nada porque era más divertido insultar a la gorda.
Amparo es la otra amiga, bueno, antes que amiga era mi monitora de juniors (un grupo católico para llevar a los niños por el camino de Dios y todas esas polladas). Amparo fue quien le hizo saber a mi madre que tenía anorexia, se dio cuenta antes que nadie, siempre iba detrás mia “has comido hoy? Come o se lo diré a tu madre” y así varias amenazas que al final cumplió. Os hablo de ellas porque hicieron algo por mí que recordaré siempre con mucha alegría, llamaron a Barcelona, a mi psicóloga e hicieron un acuerdo con ella y conmigo. Si comía todos los días (aunque no me lo acabase todo) me daría un permiso para salir el fin de semana. Fue el día de mi cumpleaños, salí y mi sorpresa fue encontrármelas allí, me abrazaron me trajeron regalos y nos fuimos a la ciudad, ah! Y fumé jajajaja mucho! Que ansias tenía de fumar. Después de ese día me empezaron a dar más permisos, yo estaba contenta porque eso significaba que en poco tiempo saldría de allí, volvería a mi casa y no pisaría ningún sitio parecido. Error! Volví a Valencia y estuve una semana en casa, durante esa semana PREVI S.L. (si tenéis curiosidad tienen página web) la clínica de trastornos de la alimentación de Valencia estaba preparando mi “reingreso”.

martes, 27 de noviembre de 2012

CAPITULO 3 (conociendo a Ana)


Pues sí, Ana me conoció, pero no se presentó solo observaba e iba entrando poco a poco en mi mente sin que yo me percatase esperando el momento adecuado para decirme:
“Hola, yo soy la anorexia y soy la única que va a hacerte feliz, ya no te atreves a matarte, no es una opción. Vas a seguir viva, yo te mantendré viva (que ironía) y feliz, no querrás NUNCA deshacerte de mí. Ahora, yo soy tu realidad y tú serás yo.”
Entonces ya tenía una ligera idea de lo que era la anorexia y empecé a leer sobre ella, no me compré ningún libro, curiosamente mi madre tenía montones de libros que hablaban del tema.
¿Pensaba mi madre que tenía anorexia? ¿Lo supo ella antes que yo?
Es evidente que tenía sus sospechas. Pero bueno, a lo que iba, leí mucho, me informé y acto seguido lo negué. “¡Es una locura! ¿Dejar de comer para bajar de peso? ¡Yo no hago eso! Solo estoy haciendo una dieta temporal, yo no soy de “esas”, además casi no he bajado de peso…”
Y así miles de pensamientos contradictorios que intentaban boicotear la idea de que yo estuviese sufriendo anorexia. Ignoraba cada síntoma, cada pensamiento que afirmase aquello. Sólo buscaba la forma de ser feliz y aparentemente la había encontrado. Aquello que generaba todos mis problemas era mi peso: “mi madre me ha abandonado porque estoy gorda. La gente me mira mal porque estoy gorda. Mi padre se ha matado porque estoy gorda. Estoy triste porque SOY GORDA.” Ahora me doy cuenta de que todos estos pensamientos no eran más que un intento por evadirme de la realidad. Era una realidad muy dolorosa; padre muerto, mi madre se va de casa, mis “amigos” me evitan, he hecho daño a mi familia, mi familia está triste, no soy capaz de cuidar a los míos como mi padre querría, etc.
Cuántas cosas, demasiadas para una chica de 16 años. Sinceramente, no quería crecer, madurar… pero era lo que tocaba “ya no soy una adolescente, no puedo serlo, he de ser adulta, he de crecer! Pero NO QUIERO!!” Negarse a madurar… ese era mi verdadero problema, madurar significa ver las cosas tal y como son, aceptar que la vida está llena de obstáculos pero que hay que romperlos, no retroceder ni esquivarlos.
Finalmente mi madre me llevó a un psicólogo, pero no me gustó y no volví. Me llevó a otro y a otro y otro y otro… pero yo los odiaba, porque ninguno me decía lo que quería oír. Seguía siendo menor de edad así que mi madre era quien decidía que hacer conmigo. Le recomendaron una clínica privada que subvencionaba la seguridad social y allí fui. Me hicieron no sé cuantos test y me diagnosticaron “anorexia nerviosa”. Aquello era un centro de día (por suerte no tenias que llevar ropa de hospital) y pocas eran las que se quedaban 24h… a mí me tocó. Nada mas entrar me explicaron las normas y me registraron la maleta, estas eran algunas de las normas:
-          No sentarse a la mesa con chaquetas que tengan bolsillos.
-          El almuerzo y la merienda duran 30 minutos, la comida y la cena 45 minutos. Si no acabas todo lo que hay en el plato en ese tiempo, consecuencia. La consecuencia era que te hacían tomar un batido hipercalórico.
-          Lo que sale de la cocina no vuelve a entrar (es decir, hay que comérselo todo sin dejar una sola miga, si te niegas… batido)
-          Después de cada comida hay que permanecer en reposo. (Solo con que movieses las piernas ya te reñían)
-          Horarios para ir al baño, y tenemos que ir todas juntas con la supervisión de una enfermera y con la puerta entreabierta. Tampoco podías tirar tú de la cadena, tenía que hacerlo la enfermera.
Estas eran por así decirlo las normas que peor llevaba, no aguanté ni una semana allí, intenté escaparme por el balcón (era muy bajito y era fácil salir). Mala suerte la mía que creyeron que me iba a suicidar. WTF?? No había ni tres metros de altura! Hubo consecuencia por eso… Me expulsaron y me enviaron a otra clínica, pero esta vez no era especializada en trastornos de la alimentación. Barcelona… muy lejos de mi familia, de mis amigos (vivo en Valencia)
Aquel sitio era distinto, y peor… cualquier mal comportamiento, llamaban a mi psiquiatra y a los celadores me metían un pinchazo para sedarme y me ataban a la cama (o como a ellos les gustaba llamarlo “contención”).
Bueno, esta es una etapa muy larga, pasé unos 5 meses allí, así que hablaré de ella en el siguiente capítulo, ahora tengo que seguir trabajando xD.

lunes, 26 de noviembre de 2012

CAPITULO 2


La muerte de mi padre cambió mi vida, y me cambió a mi. Puede que ahora si sea el momento de tocar un poco el tema de mi infancia.
Yo era una niña muy callada, aparentemente dócil y algo antisocial. Era la niña gordita y graciosa de la clase (graciosa porque era fácil hacer chistes a mi costa). Sacaba buenas notas, pero no excelentes, ya que tenía y tengo una dificultad en el aprendizaje (dislexia) hasta esto era motivo de burla hacia mi! Odiaba a todos y cada uno de mis compañeros, unos inteligentes, otros populares, otros cazurros de la ostia pero también populares, y luego estaba el macarra de la clase con su socio. Ese chico me dio muchos problemas… demasiados, él fue el que empezó las burlas, todos lo imitaron (al parecer les parecía divertido).
Me insultaban, me pegaban, tiraban mis cosas al suelo… pero yo no lloraba, no quería que supiesen que me estaban ganando. La verdad, estaba bastante gordita.. que coño! Estaba gorda! El día que mejor recuerdo, fue un día en que bajé a la calle, yo sola (como siempre) a jugar, dije algo no recuerdo que, y un niño mayor que yo se me acercó:

-Has insultado a mi madre maldita gorda?
-No! No! Solo estaba jugando!
-Además de gorda mentirosa!

Buenoooo que genio tenía este chaval! Vino a por mi, me metí corriendo en el patio de mi casa, pero entró y me pegó la paliza del siglo. Subí corriendo a casa, llorando y mi padre se acercó y me preguntó que había pasado. Se lo conté y no dijo nada… se quedo callado (que manía esta familia con callarse!)
Al día siguiente tenía una audición de piano, iba guapísima pero estaba triste y la audición fue un desastre, me equivocaba en cada nota! Vaya fracasada! Ya acabada la audición, mis padres y yo fuimos a tomar un helado y adivinad a quien nos encontramos iendo en bici? A Ángel (así se llama el matón que me dio la paliza) mi padre lo cogió y lo tiró de la bici, y le dijo “La última vez que tocas a mi hija”. Y así fue, no me volvió a tocar. A lo que iba con esta pequeña historia es, que mi padre siempre me defendía, que nadie hiciese daño a su hijita. Al perderlo me dí cuenta de que ya no estaría para defenderme, que me tocaba sacarme las castañas del fuego, pero yo no quería! Nunca me había defendido, no sabía defenderme. Dejé de salir a la calle para evitarme problemas hasta los 16 años.

Cambio de instituto, cambio de amigos… Puedo empezar una nueva vida! Ya no era aquella niña gorda, ahora era la adolescente gordita, por la depresión supongo adelgacé un poco.
En el nuevo instituto hice buenos amigos; Gemma, Luz y Sofi. Gemma y Luz eran un año mayores que yo y bastante más maduras que el resto de la clase, por eso me gustaba estar con ellas, aunque nunca dejé que supiesen nada de mi (por si acaso se volvían en mi contra). Así fue mi cambio, pasé de ser la niña inocente, a ser la chica desconfiada, triste y loca. Sí, estaba loca, o eso pensarán muchos de los que lean esto. Las autolesiones eran continuas, me castigaba por la muerte de mi padre, ni si quiera había aceptado su muerte en realidad. Estaba asustada y cabreada, muy cabreada con el mundo y con eso a lo que llaman Dios. Muchas preguntas sin respuesta pasaban por mi cabeza “porque murió? Porqué tan joven? No estaba enfermo. Porqué me ha abandonado?” Que impotencia no obtener respuesta, esto me mataba y hacía que quisiese matarme, llegó un punto en que los cortes no eran suficiente, necesitaba algo más, otras formas de evadirme. Cómo lo hice? Fiestas y más fiestas, drogas, alcohol hasta desmayarme, la mayoría de las fiestas las hacía en mi casa, ya que vivía sola (mi madre encontró pronto un sustituto de mi padre y se fue a vivir con el), en las fiestas entraban desde 30 a 40 personas, ninguno de estos amigos mios, todos unos hipócritas incluida yo. Pero me harté, ya nada era suficiente para calmar mi dolor, ni fiestas, ni drogas, ni chicos, ni lesiones… nada. Qué hacer cuando nada quita tu sufrimiento? No lo sabía, y pensaba que nada haría que ese sentimiento desapareciese, hasta que pensé en acabar con mi vida. Bueno, realmente no lo pensé, directamente salté por el balcón. Y? Evidentemente, me salvé por suerte o por desgracia, tres meses en el hospital en silla de ruedas, con el talón roto y las vértebras destrozadas. “Vaya putada, esto no quedará así” pensaba, lo intenté de nuevo, pero esta vez, tragándome una pila (ahora si podéis llamarme loca) pero me pillaron, no se como, pero lo hicieron, y me sacaron la pila… “Tal vez, algo o alguien no quiere que muera, porque? Si yo quiero morir! Merezco morir!”

Por supuesto lo intenté muchas más veces y cada cual más original, no soy de rendirme fácilmente, no voy a poner el resto de formas de intentar matarme por si alguna coge ideas ¬¬, finalmente me cansé de intentarlo… Iba a vivir, vale, sea quien sea o lo que sea, había ganado. “Viviré, pero a mi manera” en los días siguientes estaba muy triste, ya no finjía sonrisas era absurdo y muy falso, dejé de comer y empecé a bajar de peso, así sin más y algo curioso ocurrió… La gente, gente que antes me insultaba o que ni si quiera se acercaba a mi, empezó a hablarme, a interesarse por mi vida, a querer invitarme a sus fiestas. “Vaya! Entonces solo era eso? Solo tengo que bajar de peso para ser más feliz?”
Ese día me conoció Ana, y digo me conoció porque yo no sabía ni que existía una enfermedad llamada “anorexia”.

Yo, yo misma y Ana.


Así es como me gustaría llamar a mi novela, una novela sobre mi relación con la anorexia y en alguna ocasión la bulimia.
A algunas no les interesará leer la vida de otra persona, otras puede que no se atrevan a leer más allá del primer capítulo (ya que hay sucesos bastante fuertes) habrán otras que se sientan identificadas, pero al final cada una tiene su historia y yo, voy a contar la mía.

CAPITULO 1
Tal vez deba empezar a hablar de mi infancia, pero no lo voy a hacer, no porque no quiera, sino porque lo haré más adelante. No seguiré una línea cronológica estricta. Mi vida, en general es un desorden ordenado a mi manera, y así será el guión de esta “autobiografía”.
Me gustaría hablaros primero de cuando mi salud mental se jodió del todo.

24 de Diciembre de 2004
Como era habitual, toda la familia se reunía para cenar y celebrar la Nochebuena. Mi madre estaba enferma, recién operada de la espalda y como en mi casa no teníamos ascensor nos quedamos a vivir en casa de mis abuelos durante la recuperación de mi madre, así que celebraríamos el evento familiar allí.
Recuerdo aquel día con todo detalle. Mi padre se fue a trabajar temprano y volvería para cenar, o antes, por la tarde llamó a mi madre y bueno, estuvieron largo rato hablando (nada interesante supongo) luego mi madre me pasó el teléfono para hablar con él, así fue la conversación.
-Hola Sheyla, ya estoy en casa, he acabado pronto de trabajar, cogeré algo de ropa para tu madre y voy. Te has portado bien? No hagas enfadar a los abuelos, has recogido tu habitación? (yo mientras tanto respondía “si papa” “vale papa”) Estás cuidando de mamá? Cuídala bien, no le hagas hablar…
-que sí papá! Llevo toda la noche cuidando de ella, porque no la cuidas tú también?!
Y así acabó la cosa, le pasé el teléfono a mi madre y me fui, pero antes de irme mi madre me dijo:
-Me ha dicho el papá que no te enfades con él. (Palabras que más adelante, acabaría recordando toda mi vida)
Pues sí, me enfadé, y mucho. Tenía 14 años y yo solo quería jugar, y pasarlo bien, no pasar todo el día cuidando de mi madre, y encima que lo hago, mi padre no reconoce mis esfuerzos… que cabreo cogí!
(Esto aunque no lo parezca, es una parte muy importante de la historia, ya que, horas más tarde esa inocente y enfadica niñita descubriría un sentimiento llamado culpa.)

Nueve de la noche, mi primo Ismael y yo jugábamos al parchís y escuchábamos música (no diré cual, me avergüenzo de mis gustos musicales de entonces) estábamos felices, faltaban aún por llegar mi tío y mi primo Abraham, cuando llegasen empezaría la fiesta! Bailar, cantar, reír, abrir los regalos y jugar!! (Que ganas tenía de pasarme toda la noche jugando)
Pero vino mi abuelo a pedirnos que bajásemos la música (vaya rollo, con lo que mola tenerla a tope) que mi madre no se encontraba bien “le duele la espalda” dijo. Así hice, bajé la música y escuché a mi madre… Llantos desgarradores de rabia y dolor, llantos que en mi vida había escuchado… “Dolor de espalda? No lo creo… algo peor ocurre” pensé. Algo en mi pecho decía que algo terrible estaba pasando, que algo iba a cambiar mi vida por completo. Fui hacia el cuarto de mi madre, cada paso que adelantaba era un golpe en el pecho, y cada vez más fuerte, cada vez más asustada y mis sospechas crecían.
Entré en la habitación, mi tía estaba con ella, mi madre lloraba y hablaba por teléfono, decía algo de un coche (nuestro coche? Que coche? Qué pasa?) le pasó el móvil a mi tía y ella también lloró…
“PERO QUE COJONES ESTÁ PASANDO?!!” pensaba yo entre tantos llantos.
Me arrodillé frente a la cama y le cogí la mano a mi madre y empecé a pensar:
“Es algo sobre papá, que pasa? Me da igual, estoy muy enfadada con él. Ojalá le haya pasado algo, que se joda!”
EH EH! Espera!! Qué clase de pensamientos son esos? Que niña más cruel no? Me di cuenta, de que aquello que estaba pensando, no lo quería decir en verdad, así que rectifiqué.
“Bueno, pero que no sea nada muy malo… una pierna rota? O un brazo escayolado? Sí, eso es, solo eso, nada más grave”
Mi tía colgó el teléfono… silencio… Nadie dijo nada, pero todos lloraron, nadie dijo las palabras que confirmarían la tragedia, mi padre había muerto. Nadie lo dijo, pero se supo. El ambiente cálido y navideño se volvió triste, frío, doloroso, lleno de sufrimiento, pero yo todavía no entendía porque. Me senté en el sillón, me tapé (temblaba muchísimo) y curiosamente, no lloré… nada, ni una lágrima, ni si quiera los ojos llorosos. Solo pensaba “está ocurriendo de verdad? Es Navidad, no pasan cosas malas en Navidad!!” (Que inocente eh?)
Así estuve, minutos, horas, días? No lo sé… el tiempo para mí se paró, mi mundo, mi corazón, mi alma, estaban muriendo. Y ahí me quedé, asimilando la situación, hasta que llegaron mi tío y mi primo Abraham. Mi primo entró llorando (nunca en mi vida lo había visto llorar) me sorprendió, no entendía nada, porque lloraba? Porque todos lloraban?
Me levanté y me abrazó diciéndome: “Lo he visto, estaba en el coche, como… dormido, estaba aquí, ya llegaba… no va a venir… lo he visto Sheyla, lo he visto” Lo ha visto… no paraba de repetir esas palabras, lo ha visto? A mi padre? Muerto? Y ahí seguía yo, blanca, temblando, abrazando a mi primo…pero no lloraba.

Evidentemente la cena se suspendió, aunque no para todos… A mis primos y a mí nos llevaron a casa de mis otros tíos a cenar. Ese fue el primer día en que dije “NO” a la comida. No quiero comer, mi cuerpo, mi alma, yo he muerto… No necesitaba alimentarme, un muerto no lo necesita, mi única necesidad era entender que ocurría.
Y aquí termina el primer capítulo, el capítulo más triste y doloroso de mi vida. Ahora (las que me leéis en twitter) entenderéis porque cuando se acerca esta fecha digo “Voy a morir” Porque cada 24 de Diciembre muero, con él, con mi padre.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Quién és quién?


Quien soy? Y que hago aquí? Porque sigo viva? Estoy viva realmente, o solo soy un alma errante?
Así es como me hacen sentir en mi casa... Aunque no debo llamarlo "mi casa" porque no es mía, y porque al parecer para ellos soy un simple huésped, un pasajero, una ocupa...
Todo empezó por aquella pelea entre el novio de mi madre y yo, aunque bueno, realmente, ya daban puntadas de que esto pasase desde que murió mi padre. Desde ese día, mi madre ha intentado por todos los medios apartarme de su vida, y ahora... Me odia? No lo sé... Quiero pensar que no, quiero pensar que las personas no tenemos la capacidad de odiar. El odio es un sentimiento muy fuerte, son palabras mayores que implican muchas emociones negativas. Yo no odio a mi madre, ni odio a su novio (aunque cuando he necesitado desahogarme haya dicho que los odio) son personas, y por eso no puedo odiarles...
Me levanto por las mañanas, saludo, doy los buenos días, pregunto que tal están y... cual es su respuesta? Silencio, nadie ha hablado, nadie les ha dado los buenos días... Yo soy ese nadie, están incómodos con mi presencia, no soy parte de su vida, y no voy a seguir intentando serlo, porque es inútil... Antes comentaba, si quieres algo, hazlo, si tienes un sueño, cumplelo! Mi verdadero sueño realmente nunca ha sido adelgazar, los números, todo eso, son solo cosas secundarias, mi verdadero sueño es ser querida, sentirme querida en casa, recibir un abrazo de mi madre o... No se, realmente este sueño se desvanece, porque se q no lo puedo cumplir, porque en este caso no depende solo de mi y yo no puedo obligar a mi madre a quererme.
También quiero volver al tiempo en q mi padre vivía, en q mi padre me hacía reír mientras yo intentaba llorar, en q mi padre me abrazaba... Me quería, le quería, y me sentía querida.

jueves, 15 de noviembre de 2012

querer o ser?


Muchos creen que los sueños son solo eso, sueños. Pero, si lo soñamos, es porque nuestro subconsciente cree que puede ser real, y que has de cumplirlo para ser un poquito mas feliz.
La felicidad está en los sueños, incluso en nuestras pesadillas, hacer caso a eso que dicta nuestro subconsciente, es la clave. No la clave de la felicidad, por supuesto, ya que creo q no hay una norma concreta que diga "si haces esto vas a ser feliz" sino, yo sería feliz y por "a" o por "b" no lo soy, aunque lo intento.
Lo intento persiguiendo mis sueños, buscándolos, aprendiendo de ellos, rectificando mis pesadillas, hablando con mi subconsciente.
"Quiero ser delgada" se dicen unas, "quiero ser una thinspo" se dicen otras, y detrás de esos "quiero" hay otros pensamientos como "solo estoy soñando, nunca seré thinspo" esto se puede aplicar a muchas cosas "quiero ser psicóloga y ganar mucho dinero".
Ahora bien, ¿qué estás haciendo hoy, para cambiar mañana? De verdad estás haciendo por cumplir eso que quieres? O solo te repites una y otra vez "quiero ser así"? Y luego te martirizas, porque no lo eres, verdad? Te torturas una y otra vez porque no eres como quieres ser, te llamas gorda! Y te sigues torturando, y repitiendo lo mismo mil veces. Haz! No quieras tanto y haz por ser!

"Deja de querer ser y sé"

Nueva Carrera, 15/Nov/2012

Esto no son las normas de la carrera, solo son una serie de preguntas, que tenéis que haceros cada una a vosotras mismas, a ser posible cada día. En esta carrera me gustaría hacer un cambio, a final de la semana se hará un valoración general de como nos hemos sentido cada una con nosotras mismas y con las compañeras que participamos. Nos marcaremos unos objetivos diarios, cada mañana, al levantarnos nos diremos una frase que nos motive, y una frase sobre nuestro objetivo diario, aquí va un ejemplo de a lo que me refiero con esta segunda frase:
 Durante la hora del desayuno:  "- Estoy ayunando." y así cada vez que se te presente la ocasión de comer o de perder tu objetivo. 
Porque comento esto que diréis "menuda chorrada más simple"? Por que es como el fumador que quiere dejar de fumar, si el fumador se despierta un día y dice "No voy a fumar, nunca más" le pasarán ciertos pensamientos contrarios y desmotivadores por la cabeza, porque esta pensando en una meta a largo plazo, pero no se ha marcado una meta a corto plazo, si el fumador, en vez de esto, se dijese: "No me voy a fumar el cigarro de la mañana" o "hoy no voy a fumar", será más sencillo dejar de fumar, porque al terminar el día tendrá la recompensa de que "hoy no he fumado" y así hasta dejar de fumar. Y bueno, que me enrroyo, a lo que voy es, voy a poner unas preguntas, que quiero que os hagáis cada día (si os parece bien, claro).

1. Hemos de trazar claramente y de forma sencilla nuestros objetivos diarios. Sé específica. Es mucho más fácil planificar y alcanzar un objetivo concreto que uno vago. Por ejemplo, te marcas como objetivo perder peso. Eso es bastante vago. Concrétalo especificando cuánto peso quieres perder, por qué y cuando deseas haberlo perdido. Eso te ayudará a planificar la forma de alcanzar el objetivo. Cuesta más y más tiempo perder 10 Kg que perder solo 3. Más abajo trazaré mis objetivos, bien claros, para que lo podáis tomar de ejemplo si queréis.

2. Busca forma de motivarte, recuerda, no estás sola! Habla con otras princesas que estén haciendo una carrera, desahogate en twitter, etc. Al fin y al cabo todas tenemos el mismo objetivo.

3. Al final del día hazte éstas preguntas:
 
   - He cumplido mi objetivo de hoy? Si la respuesta es no, pregúntate porque, que ha fallado, que he podido hacer mal.

   - Cómo me he sentido a lo largo del día? (siempre respecto a nuestro objetivo) agobiada, triste, etc

   - He sentido ganas de dejarlo? O al contrario, estoy más motivada? Porque?

   - Qué has hecho para no dejar tu objetivo, o para motivarte más?

Esto es todo, fácil verdad? :) Al final de la carrera pondré otras preguntas de el estilo, y esas si que me gustaría que las compartieseis conmigo, por supuesto, si queréis compartir también las respuestas de cada día conmigo, aquí estoy :p Os dejo mis objetivos y mis metas:

Meta: Pesar 43kg de aquí al 24 de diciembre

Objetivos: 1. Bajar un kg diario.
                 2. Ayunar (hasta que el cuerpo aguante)
                 3. Beber mucha agua. "SHEYLA NO TE OLVIDES DE BEBER!" :D
                 4. Salir menos con mis amigas y centrarme en el trabajo (les encanta salir a merendar, y eso puede hacer que en algún momento de debilidad, falle mi objetivo del día)
                 5. Hacer un registro diario de ingestas, o líquidos, pero si como cualquier cosa, apuntarlo, porque lo hice y si realmente tenía hambre.
                 6. Al final del día hacer mi reporte diario y subirlo a twitter.

Bueno, de momento este es mi objetivo, no he tenido tampoco mucho tiempo de pensar, así es que cada día los revisaré y si lo necesito añadiré o quitaré objetivos, depende de como me sienta más a gusto.

P.D: espero que os guste esta idea, es una nueva forma de hacer una carrera, anoche no podía dormir y me puse a estudiar psicología xD y se me ocurrió esto.

Besitos! Shey.